Buenos días a todos. Se que hace mucho tiempo que no subimos nada, aunque solemos tener muchas cosas entre manos no es excusa para no haber dado señales de vida en nuestra página web. En cambio si seguís nuestras redes sociales solemos ir actualizando el estado de nuestros entrenamientos y alguna cosa más.
Bueno al lío, hoy quería hablaros de algo que me he fijado que pasa con los alumnos nuevos y cuando se empieza una disciplina nueva, hay prisa por combatir. En cuanto algún alumno empieza a tener un poco claros algunos de los conceptos básicos, sin dominarlos o a veces sin acabar de entenderlos ya quiere hacer combates dándolo todo. Estas ganas son admirables, pero también peligrosas, podemos cometer el error de acentuar los malos vicios y errores que si no trabajamos en ellos pueden quedarse grabados y más adelante serán aún más difíciles de corregir.
También es verdad que sin practicar no se avanza y sin realizar combates de entrenamiento no mejoraremos y no podremos ver donde cometemos errores. Además combatir nos ayuda a ver en qué puntos podemos destacar y crear así estrategias que se adapten a nuestras capacidades y preferencias. La tarea de los instructores es la de ayudar a los alumnos a mejorar y corregir los errores que vean en nuestros movimientos y guardias, pero también debemos de ser autocríticos y buscar siempre donde podemos mejorar y que podemos corregir.
Estos problemas con las prisas se pueden agravar si empezamos todos con un arma nueva. A todos nos ilusiona y nos apetece aplicar lo aprendido cuanto antes en un combate. Pero nos encontraremos con el problema de que no hay dominio alguno de las posturas, de las guardias ni de las dinámicas para estas armas nuevas. Nos pasó en su momento cuando empezamos con la lanza según Meyer y nos está pasando ahora que hemos empezado con la punta y corte según el mismo autor. Deberemos pasar por un proceso “doloroso” durante las primeras semanas para aprender algo desde casi cero y no poder empezar a probarlo, hemos de aprender las bases muy bien y han de quedar bien fijadas para que cuando estemos en el fragor del combate los movimientos y posturas no se queden solo en “ligeramente inspirados” en lo que debería ser realmente. Hemos de encontrar el equilibrio entre practicar los ejercicios con los compañeros para conseguir memoria muscular y comprender realmente qué estamos haciendo y empezar a combatir para poner en práctica lo aprendido.
¡¡¡VERITAS VINCIT!!!